La Nueva Orfebreria Chilena



La Nueva Orfebrería Chilena


La inclusión de materiales no convencionales, la combinación de técnicas antiguas con modernas y la búsqueda de un lenguaje propio marcan la joyería chilena actual. La tendencia es hacia una orfebrería que rescata lo propiamente chileno.

Hacia una joyería de autor

Aunque en Chile el concepto de ‘joyería de autor’ no está totalmente desarrollado, artistas como Ilonka Palocz, Chantal Bernsau, Walka, Gabriela Harsányi, Valeria Martínez, Amalia García-Huidobro, José Barrenechea, Verónica Silva, Monoco, Guillermina Antúnez, Paulina del Fierro, han ido creando un lenguaje propio.

“En nuestro país, la joyería como oficio tradicional está dando paso a la joyería de diseño, a la joya como pieza única, como arte”, afirma Valeria Martínez.

Por eso que “hoy la gente se atreve a encargarle una joya a un orfebre en vez de ir a joyerías. La tendencia es la joya con diseño original”, asegura Ilonka Palocz. “Las personas cada vez más queremos sentir un nexo entre nosotros y los objetos que portamos”, agrega Gabriela Harsányi. Pero Claudia Betancourt, socia del Taller Walka, cree que es prematuro hablar de una ‘joyería de autor’. “Existirá cuando los creadores y los compradores respeten y valoren más las propuestas honestas y originales”.

Mix de técnicas

Si bien muchas de las técnicas en metal que se usan en la orfebrería contemporánea existen desde hace siglos, como la filigrana y la granulación, lo que caracteriza a los joyeros de hoy es “la libertad con que mezclan técnicas antiguas con modernas. Somos menos convencionales que nuestros padres”, dice Gabriela Harsányi, quien es orfebre desde 1987 y dedica gran parte de su trabajo a la docencia e investigación.

Gabriela observa interés por conocer lo que ocurre en otras partes y hacer fusiones culturales. “Hay ganas de romper barreras geográficas y conocer técnicas y diseños particulares de otras regiones del mundo”.

Seminarios y talleres a cargo de orfebres mundialmente reconocidos, como Carles Codina y Ricardo Domingo, escritores y curadores de joyas han impulsado este intercambio. Así hoy, artistas nacionales como Valeria Martínez están utilizando en sus creaciones algunas técnicas antiquísimas provenientes de culturas remotas.

Mokume-Gane es una de ellas. Se trata de una técnica japonesa que se usaba para decorar las empuñaduras de las espadas de los samurái. Literalmente significa “metal con veta de madera” y consiste en crear superficies con vetas mediante un proceso de superposición de capas metálicas de diferentes colores, como cobre y plata.

Kum-Boo es otra técnica milenaria, de origen coreano, que consiste en aplicar finas láminas de oro a la plata mediante calor y ligera presión. La última colección de pulseras de Gabriela Harsányi, por ejemplo, está confeccionada con este procedimiento.

Materias primas 100% chilenas

Maderas, fibras vegetales, cueros. Nuevos materiales que se mezclan con los convencionales caracterizan la orfebrería chilena contemporánea. Materias primas típicamente chilenas, que “ennoblecen nuestras raíces”, dice Ilonka Palocz.

Es el caso del crin de caballo y el cacho de buey, innovaciones en la artesanía que hablan de nuestra identidad. “La valoración de lo nuestro es un movimiento bien fuerte en la orfebrería y se está transformando en una especie de imagen país”, explica Claudia Betancourt.

Materiales que han sido heredados de culturas ancestrales y tecnologizados por los artistas de hoy, agrega la artista Amalia García-Huidobro.

Chantal Bernsau, quien lleva 25 años diseñando joyas, cree que Chile tiene materias primas desconocidas en otras partes del mundo, “lo que las hace perfectas para exportar”. Ella ahora está experimentando con el picoyo, resina de la araucaria en estado previo a la petrificación.

Una de las ventajas de usar los nuevos materiales es su precio. Además, agrega Gabriela Harsányi, “hacen que las joyas sean más juguetonas, alegres”.

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